La guerra en Siria y la erosión de la estabilidad en Jordania, Líbano y Turquía

La frágil estabilidad de Oriente Medio pende de un hilo. ¿Cuál debería ser la línea de actuación de la UE?

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Hasta ahora Líbano, Jordania y Turquía han sido resistentes a los efectos derivados de la guerra civil en Siria, sobre todo en términos de refugiados, terrorismo y divisiones domésticas. Pero ahora la frágil estabilidad de la región pende de un hilo, siendo Turquía el más precario de todos.

La nueva publicación de ECFR The war next door: Syria and the erosion of stability in Jordan, Lebanon and Turkey”,  argumenta que los Estados europeos deberían actuar rápidamente para impulsar la estabilidad en estos tres importantes Estados, o correrá el riesgo de enfrentarse a mayores flujos de refugiados y a una amenaza terrorista intensificada en la región.

Turquía está siendo golpeada por los efectos más devastadores de la situación en Siria, con un resurgimiento del conflicto interno contra los kurdos, flujos de 2,7 millones de refugiados, y una oleada de ataques terroristas en su territorio (como el reciente atentado de ISIS en el aeropuerto de Estambul la semana pasada). Al mismo tiempo, el creciente autoritarismo del presidente Erdogan también contribuye a profundizar las tensiones.

En Líbano, el precario equilibrio entre las diferentes facciones políticas rivales -que alcanzaron un acuerdo tácito para paralizar su enfrentamiento al tiempo que la crisis en Siria entraba en punto muerto- se debilita ante la escasez de electricidad y agua. Por otro lado, la apariencia de calma en Jordania esconde un considerable número de preocupantes señales, y el principal partido de la oposición del país se enfrenta a restricciones desde el gobierno. 

Asimismo, los tres países han de hacer frente a una amenaza terrorista en expansión, mientras ISIS responde a las pérdidas de territorio en Siria y en Irak con un mayor interés en la región en su conjunto.

Los Estados Miembro de la UE deberían mostrar más apoyo a estos países clave. El paquete de ayuda de la ONU para los vecinos de Siria (el Plan Regional para los Refugiados y la Resiliencia 2016-2017) tiene menos de un tercio de su financiación. El apoyo financiero europeo debería dirigirse hacia esquemas a largo plazo para desarrollar las economías locales y beneficiar a las comunidades de acogida, además de hacia la ayuda humanitaria inmediata. Esto debería ir acompañado de una intensificación en la cooperación en el ámbito de la seguridad, la inteligencia para disminuir la amenaza del ISIS, tanto en la región como hacia Europa.

Al mismo tiempo, es vital para los gobiernos europeos apoyar el consenso político que mantiene estos Estados unidos y prevenir el colapso. Esto significa en Turquía animar a las conversaciones de paz con los kurdos, incluyendo el diálogo entre Ankara y los kurdos sirios.

En Líbano, Europa debería empujar a los actores locales y regionales a que eviten dar pasos que puedan fomentar la violencia. Esto incluye una posible involucración de Hezbollah en el bombardeo de un banco local por su conformidad con las sanciones americanas al grupo, y el retiro de Arabia Saudí de apoyo político y financiero desde el país. En Jordania, el rey Abdullah debería reforzar la representación popular.

En última instancia, una solución negociada en Siria es el único camino hacia la estabilidad en la región. Los Estados europeos no deben perder este objetivo de vista.

El Consejo Europeo de Relaciones Exteriores no adopta posiciones colectivas. Las publicaciones de ECFR solo representan las opiniones de sus autores individuales.