El giro iliberal de Turquía

Turquía está dando marcha atrás en su camino hacia una mejor democracia

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Tenga o no a Erdogan de su lado, la Unión Europea necesita volver a acercarse a Turquía para evitar un retroceso aún mayor de su calidad democrática. Esta es la principal conclusión de “Turkey’s iliberal turn”, que escribe el investigador Dimitar Bechev y que analiza el panorama político del país.

Turquía sigue dando marcha atrás en su camino a la democratización. Durante el tercer mandato del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), el poder de la mayoría ha triunfado frente a los intentos de mejorar el pluralismo y fortalecer el Estado de Derecho. La concentración del poder en manos del primer ministro Recep Tayyip Erdoğan, la prevalencia del poder ejecutivo sobre el judicial, la falta de libertad de prensa y la creciente polarización de la vida política son síntomas del punto muerto en el que se encuentra la democracia turca. Tras darle la espalda a Turquía, la Unión Europea ha visto cómo se ha desplomado su influencia en el país; de hecho, Turquía se ha vuelto más selectiva a la hora de adoptar reformas orientadas a la potencial adhesión.

El país, que elige nuevo presidente en agosto, se enfrenta a varios retos: el freno del crecimiento y la volatilidad financiera, el proceso de paz con el PKK y una situación cada vez más inestable en la región. Pese al actual carácter introvertido de Turquía, estos retos subrayan la importancia de tener en consideración a sus socios internacionales, incluyendo a la UE. Los cambios en el gobierno turco ofrecen una oportunidad a la UE y sus Estados miembros de reimpulsar sus relaciones con Ankara para evitar una deriva aún mayor. Este informe arguye que la UE necesita una cooperación más pragmática y avanzar en las negociaciones para la adhesión, pero asegurándose de que sus políticas y acciones no nutran el discurso que tacha a Europa de amenaza y que ha ido ganando peso en la esfera política turca.

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