Irán: la importancia de la letra pequeña

Por primera vez desde el descubrimiento del programa nuclear secreto de Teherán en 2002, se ha estado a punto de lograr un compromiso para ponerle límites que garanticen que no esconde objetivos militares.

Por primera vez desde el descubrimiento del programa nuclear secreto de Teherán en 2002, se ha estado a punto de lograr un compromiso para ponerle límites que garanticen que no esconde objetivos militares. Casi un “momento Westfaliano” según Fatima Ayub. Pero en el último minuto, tras largas horas de intensa diplomacia a puerta cerrada en Ginebra entre el P3+3 (también llamado el P5+1), Francia echó el freno al clima de optimismo que habían transmitido tanto los negociadores iraníes como otros occidentales.

El jefe negociador iraní evitó criticar directamente al ministro de asuntos exteriores francés Laurent Fabius. Al ser preguntado por su influencia en que no se concretara el acuerdo, dijo que era de esperar que surgieran diferencias en esta etapa de las negociaciones.

Pero en Teherán no fue aceptado con tanta ligereza.  Tal y como nos cuenta Ángeles Espinosa  desde la región, el ambiente en Irán era de desilusión y  decepción: “Francia echa a perder el acuerdo nuclear”, titulaba el Tehran Times que junto a otros periódicos echaron la culpa a Francia. Los iraníes esperaban el anuncio de un entendimiento que redujera las sanciones y aliviara la situación económica. Medio en broma, medio en serio, en la calle algunos proponían boicotear las baguettes de pan como protesta. ¿Por qué esta actitud de Francia?

Los analistas se dividen al respecto. Para unos Francia siempre ha sido un aliado muy fiel de Israel y la influencia de Netanyahu penetra tanto el Senado francés como el Congreso estadounidense.

Para otros la jugada de Francia ha sido muy inteligente y condicionará las negociaciones a partir de ahora: Irán se verá obligado a incluir no solo reducciones de uranio sino también de plutonio, un material que, como algunos recordarán, fue utilizado por Corea del Norte en el 2006 para probar una bomba (tras haber acordado abandonar el uso de uranio enriquecido).

Al bloquear el acuerdo sobre el programa nuclear iraní, Francia ha logrado enfadar al gobierno norteamericano e iraní al mismo tiempo, reconoce Gideon Rachman en FT. Pero al jugar a ser el ‘poli malo’ con el ‘poli bueno’ de la administración Obama, los franceses han hecho más probable que un posible acuerdo pueda lograr prevenir que Irán logre la bomba. La posición francesa también se puede explicar por su reciente acercamiento a los saudíes, que están ofreciendo a Francia incentivos económicos que antes dirigían a otros, apunta Ellie Geranmayeh en ECFR (acordémonos de que ciertos países europeos, como es el caso de Francia, España y Italia, perdieron más que otros a la hora de unirse contra Irán para implementar rondas consecutivas de sanciones).

Para Mark Leonard, el espíritu de reconciliación de Obama chocará principalmente contra el conservadurismo de sus aliados tradicionales, entre ellos Israel pero también Arabia Saudita. Dado el enfado de este segundo con los EEUU por cómo se están llevando las cosas en Siria, es posible que su intento de tener voz en el diálogo del P3+3 sobre Irán pase por Francia y ya no por EEUU. El propio Barack Obama, que se ha resistido desde su llegada a la Casa Blanca a una acción militar contra Irán, insistentemente reclamada por Israel y los halcones en Washington, necesita ahora un éxito en las negociaciones con el régimen islámico, no solo para confirmar el acierto de su posición, sino para apuntarlo como mérito distintivo de una presidencia en la que no se acumulan demasiados triunfos en política exterior.

De todos modos se habla de “importantes avances”, señalando que las relaciones entre Irán y Occidente están en su mejor momento desde hace tiempo. De hecho, a pesar del frenazo francés, los negociadores iraníes y de las seis grandes potencias volverán a reunirse el día 20 y se muestran convencidos de que puede lograrse un entendimiento antes de que acabe el año. Todos se fijarán en la letra pequeña.

No va a ser fácil arrancarle a Rohaní las concesiones suficientes para vencer la incredulidad de Netanyahu y de sus aliados en el Congreso de EE UU. El primer ministro israelí descalificó las conversaciones de Ginebra ya antes de conocer los resultados, y varios senadores en Washington han anunciado su intención de proponer nuevas sanciones contra Irán incluso antes de que el presidente les pida reducir las actuales.  Jesús Nuñez nos ofrece un análisis más detallado sobre este acuerdo pendiente de varios hilos.

Según Javier Solana, jefe de negociaciones con Irán hace una década, un eventual acuerdo solo tendrá tracción si ambos lados aceptan ceder territorio. Es decir, los EEUU y la UE deberán levantar algunas de las sanciones que llevan años paralizando la economía iraní y ellos, por su parte, deberán aceptar visitas ad hoc de inspectores internacionales.

Solana fue quien inició el proceso de negociaciones con Rohaní cuando éste encabezaba las negociaciones hace diez años. Su pragmatismo se nota en el cambio de actitud de Irán desde su llegada a la presidencia, con un mandato para sacar al país del agujero económico en que le han sumido la mala gestión interna de su predecesor Ahmedenijad y las sanciones Internacionales. Se podría decir que el mejor aliado del P3+3 en el diálogo con Irán, para bien o para mal, es la posibilidad de que Irán esté igualmente necesitado de un éxito.

Foto: John Overmyer • NewsArt

Escucha a Javier Solana hablando de las negociaciones con Irán

El Consejo Europeo de Relaciones Exteriores no adopta posiciones colectivas. Las publicaciones de ECFR solo representan las opiniones de sus autores individuales.